Poesía Colombiana
Debo confesar que una de mis gandes pasiones es leer poesía. Algunos autores como el gran Mario Benedetti me gustan mucho, pero la poesía de María Mercedez Carranza es espectacular, entre tanto otros que andas por allí, como el señor Jattin...
Esta mañana, como todos los sábados me levanté y tomé el primer libro que quise de mi pequeña alejandría y encontré esta poesía del tercer hijo de Miguel Antonio Caro y me pereció genial. Por eso quiero compartirla con todos los Bloggers, diciendo de antemano que no olvidemos lo que alguna vez nos alegró cuando niños, la posibilidad de soñar, recantando, de alguna manera, como dice mi estimadísima compañera Ximena Mendoza, el resacte del asombro.
Con ustedes:
Esto dijo el pollo chiras
Esto dijo el Pollo Chiras
cuando lo iban a matar:
"Dése breve, mi señora,
ponga el agua a calentar";
Un carbón eche a la estufa
y no cese de soplar,
que nos va cogiendo el día
y el señor viene a almorzar.
Pero escúcheme una cosa
que le quiero suplicar;
el pescuezo no me tuerza
como lo hace Trinidad.
Hay mil medios más humanos
de dormir a un animal
y de hacer que dure el sueño
por toda la eternidad.
Cumpla, pues, buena señora
mi postrera voluntad,
y despácheme prontito
sin dolor y sin crueldad".
La señora que era dama
de extrema caridad,
se quedó muy confundida
al oír lo dicho atrás.
Estudió el asunto a fondo,
consultó una autoridad,
se leyó varios volúmenes
en inglés y en alemán;
Compró frascos, ingredientes,
un termómetro, un compás,
dos jeringas hipodérmicas
y no sé qué cosas más.
Y en ensayos y experiencias
en tubitos de cristal,
y en lecturas y consultas
todo el tiempo se le va.
Mientras tanto el Pollo Chiras
canta alegre en el corral:
"Dése breve, mi señora,
ponga el agua a calentar!".
Víctor Eduardo Caro
Esta mañana, como todos los sábados me levanté y tomé el primer libro que quise de mi pequeña alejandría y encontré esta poesía del tercer hijo de Miguel Antonio Caro y me pereció genial. Por eso quiero compartirla con todos los Bloggers, diciendo de antemano que no olvidemos lo que alguna vez nos alegró cuando niños, la posibilidad de soñar, recantando, de alguna manera, como dice mi estimadísima compañera Ximena Mendoza, el resacte del asombro.
Con ustedes:
Esto dijo el pollo chiras
Esto dijo el Pollo Chiras
cuando lo iban a matar:
"Dése breve, mi señora,
ponga el agua a calentar";
Un carbón eche a la estufa
y no cese de soplar,
que nos va cogiendo el día
y el señor viene a almorzar.
Pero escúcheme una cosa
que le quiero suplicar;
el pescuezo no me tuerza
como lo hace Trinidad.
Hay mil medios más humanos
de dormir a un animal
y de hacer que dure el sueño
por toda la eternidad.
Cumpla, pues, buena señora
mi postrera voluntad,
y despácheme prontito
sin dolor y sin crueldad".
La señora que era dama
de extrema caridad,
se quedó muy confundida
al oír lo dicho atrás.
Estudió el asunto a fondo,
consultó una autoridad,
se leyó varios volúmenes
en inglés y en alemán;
Compró frascos, ingredientes,
un termómetro, un compás,
dos jeringas hipodérmicas
y no sé qué cosas más.
Y en ensayos y experiencias
en tubitos de cristal,
y en lecturas y consultas
todo el tiempo se le va.
Mientras tanto el Pollo Chiras
canta alegre en el corral:
"Dése breve, mi señora,
ponga el agua a calentar!".
Víctor Eduardo Caro
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