La literatura y el mundo hacen justicia con M. Vargas Llosa
Latinoamérica ha sido un continente diferente desde siempre. Fuimos los último en ser "descubiertos" y por lo tanto somo un pueblo con una hisria, digamos, corta, sin querer olvidar la historia de nuestros ancestros.
Por ejemplo, en el momento en que José Joanquín Fernández de Lizardi publica su obra "Periquillo Sarniento" considerada por demás como la primera novela latinoamericana, hace cerca de 200 años, en 1816, en Europa ya se publicaban obras de corte barroco, neoclásico, permeadas de la ilñustración precedida en el siglo XVI, es decir, al menos unos tres siglos de ventaja en la producción de letras, arte y cultura.
De todas formas, el neo continente fija sus preocupaciones en su propio pueblo, en el devenir de éste frente al mundo, generando una gran reflexión sobre el hecho de ser latinoamericano. Como olvidar tal grado de refelxión en las obras de José Martí, José Asunción Silva, Mariátegui, Rubén Dario, Azuela, César Vallejo, Esteban Echeverría, entre tantos otros autores que centraron su mirada en el ser latino, en las problemáticas de este pueblo que gestó, tiempo después, en la mitad del siglo XX, una manera particular de escritura que el mundo conoció como el Realismo Mágico.Propios y foráneos trataron de buscar la población llamada Macondo en las selvas tropicales del continente, sin saber que todos los latinos tenemos algo macondiano en nuestro ser.
Así pues, en 1982, el colombiano Gabriel García Márquez gana el premio nobel de literatura, compartiendo con la chilena Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, más conocida como Gabriela Mistral, quien ganó este premio en 1945 y con el ganador en 1990, el mexicano Octavio Paz. Desde entonces el mundo de las letras apenas si coqueteaba con las letras latinoamericanas, haciendo breves reconocimientos a las obras de autores como el mexicanísimo Carlos Fuentes, el mismo Octavio Paz, el mismísimo Julio Cortázar, Álvaro Mutis, entre otros talentos de este continente. Hoy, siete de octubre, la corte de los premios nobel, reconoce los cuarenta y siete años de trabajo arduo del abogado, ensayista, dramaturgo, columnista, fotógrafo, y hasta ex candidato a la presidencia de su país natal, el peruano Mario Vargas Llosa, a quien estaba en mora el rendirle tal reconocimiento.
Celebro con inmenso regocijo el nombramiento de Vargas Llosa dentro de la élite mundial de la literatura, aunque es un asunto nominal, pues sin ser "nobel" ya ha sido figura.
El mundo de las letras le debía al peruano este reconocimiento a las letras latinoamericanas y esperemos que Carlos Fuentes no toque el panteón de Comala sin antes pasar por la alfombra roja.
Felicidades y muchísimo orgullo de ser latinoamericano. Recomiendo las obras:
Por ejemplo, en el momento en que José Joanquín Fernández de Lizardi publica su obra "Periquillo Sarniento" considerada por demás como la primera novela latinoamericana, hace cerca de 200 años, en 1816, en Europa ya se publicaban obras de corte barroco, neoclásico, permeadas de la ilñustración precedida en el siglo XVI, es decir, al menos unos tres siglos de ventaja en la producción de letras, arte y cultura.
De todas formas, el neo continente fija sus preocupaciones en su propio pueblo, en el devenir de éste frente al mundo, generando una gran reflexión sobre el hecho de ser latinoamericano. Como olvidar tal grado de refelxión en las obras de José Martí, José Asunción Silva, Mariátegui, Rubén Dario, Azuela, César Vallejo, Esteban Echeverría, entre tantos otros autores que centraron su mirada en el ser latino, en las problemáticas de este pueblo que gestó, tiempo después, en la mitad del siglo XX, una manera particular de escritura que el mundo conoció como el Realismo Mágico.Propios y foráneos trataron de buscar la población llamada Macondo en las selvas tropicales del continente, sin saber que todos los latinos tenemos algo macondiano en nuestro ser.
Así pues, en 1982, el colombiano Gabriel García Márquez gana el premio nobel de literatura, compartiendo con la chilena Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, más conocida como Gabriela Mistral, quien ganó este premio en 1945 y con el ganador en 1990, el mexicano Octavio Paz. Desde entonces el mundo de las letras apenas si coqueteaba con las letras latinoamericanas, haciendo breves reconocimientos a las obras de autores como el mexicanísimo Carlos Fuentes, el mismo Octavio Paz, el mismísimo Julio Cortázar, Álvaro Mutis, entre otros talentos de este continente. Hoy, siete de octubre, la corte de los premios nobel, reconoce los cuarenta y siete años de trabajo arduo del abogado, ensayista, dramaturgo, columnista, fotógrafo, y hasta ex candidato a la presidencia de su país natal, el peruano Mario Vargas Llosa, a quien estaba en mora el rendirle tal reconocimiento.
Celebro con inmenso regocijo el nombramiento de Vargas Llosa dentro de la élite mundial de la literatura, aunque es un asunto nominal, pues sin ser "nobel" ya ha sido figura.
El mundo de las letras le debía al peruano este reconocimiento a las letras latinoamericanas y esperemos que Carlos Fuentes no toque el panteón de Comala sin antes pasar por la alfombra roja.
Felicidades y muchísimo orgullo de ser latinoamericano. Recomiendo las obras:
- La ciudad y los perros (1963)
- La verdad de las mentiras (1990)
- Cartas a un Joven noveslista (1997)
- La fiesta del chivo (2000)
Comentarios
Felicitaciones a Vargas Llosa, en hora buena.